Figurado:
patrimonio vivo de Portugal
En esta Casa siempre nos ha interesado el arte popular en su forma más auténtica, aquella que nace de la intuición y la necesidad de contar. Dentro de este universo, el Figurado de Barcelos ocupa un lugar muy especial para nosotros.
Nacido en el norte de Portugal, el Figurado surgió en los talleres domésticos de alfareros rurales: figuras como animales, santos, demonios y criaturas imposibles que parecen salir del sueño o de la memoria colectiva. Cada pieza, pintada con colores vivos y miradas desiguales, conserva algo profundamente humano: la ingenuidad y la fuerza de lo popular cuando se convierte en arte.

Júlia Côta. @foto: Arte Popular Portuguesa

Júlia Côta. @foto: Arte Popular Portuguesa
Nacido en el norte de Portugal, el Figurado surgió en los talleres domésticos de alfareros rurales: figuras como animales, santos, demonios y criaturas imposibles que parecen salir del sueño o de la memoria colectiva. Cada pieza, pintada con colores vivos y miradas desiguales, conserva algo profundamente humano: la ingenuidad y la fuerza de lo popular cuando se convierte en arte.

Rosa Ramalho. @foto: Cruzes Canhoto
No hablamos aquí del gallo que todo el mundo conoce, sino del Figurado más expresivo y simbólico, como fue el de Rosa Ramalho (1888–1977) y su universo de figuras humanas, bestiarios y seres entre lo sagrado y lo fantástico, híbridos que parecen contener a la vez humor, fe y crítica social. Sus piezas son un retrato del pueblo, pero también una mirada lúcida y poderosa sobre lo humano y lo divino.

Figuras de Prazeres Côta.
Ese espíritu -la libertad de la forma, el valor del gesto manual, la mezcla entre ingenuidad y fuerza expresiva- es algo con lo que nos identificamos profundamente. Cada una de estas figuras tiene algo de talismán: una presencia que no pretende ser perfecta, sino significativa, elevando el arte popular a una dimensión poética y simbólica, sin traicionar nunca su raíz popular ni su libertad.

Pieza de Rosa Côta. @foto: Cruzes Canhoto

Pieza de Rosa Côta. @foto: Cruzes Canhoto
Ese espíritu -la libertad de la forma, el valor del gesto manual, la mezcla entre ingenuidad y fuerza expresiva- es algo con lo que nos identificamos profundamente. Cada una de estas figuras tiene algo de talismán: una presencia que no pretende ser perfecta, sino significativa, elevando el arte popular a una dimensión poética y simbólica, sin traicionar nunca su raíz popular ni su libertad.

Pieza de Rosa Ramalho. @foto: Cruzes Canhoto
En Casa Atlântica, ese espíritu nos acompaña, nos inspira esa manera de mirar el mundo: con reverencia hacia la materia, pero también con ironía y con deseo de verdad. En el Figurado Popular cada pieza encierra una historia, un mito, una emoción colectiva. Y en cada una de ellas hay una lección: la belleza no está en la perfección, sino en la presencia viva de quien la hizo.
Y quizá pronto podamos compartir con vosotros algo muy especial relacionado con este universo tan único que nos tiene enamorados… Una pista: algo se está moldeando!
